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Angela siempre tuvo un amor especial por las flores, un cariño que había heredado de su madre

Con el apoyo y el legado que le delegaron, Angela decidió convertir su pasión por las flores en un negocio. Encontró un pequeño local en una plaza céntrica y con mucho encanto, el lugar perfecto para abrir una floristería. Con su visión clara y su corazón lleno de gratitud hacia su madre, decidió llamar a su tienda “Angie Floristería y Vivero”.

Desde el primer día, “Angie Floristería y Vivero” se convirtió en un punto de referencia en la plaza. La pasión y el conocimiento de Angela sobre las flores, y plantas junto con la calidad de sus arreglos y la atención personalizada a cada cliente, conquistaron los corazones de la comunidad. Pronto, su floristería se hizo tan popular que se convirtió en un destino obligado para aquellos que buscaban flores frescas y diseños únicos.